

Mito y exceso. Con estos dos ingredientes y una perfecta amalgama de referentes estéticos que van desde el pop art hasta el muralismo mexicano, o de la pintura religiosa y renacentista al cine, David LaChapelle ha llegado a la cumbre en un territorio nada fácil: el mundo de la moda, la publicidad y el retrato de celebridades. Pero tras haberse convertido en el más conocido e influyente profesional del medio, haber trabajado para las principales revistas y haber fotografiado a centenares de iconos relevantes de nuestra época, parece dispuesto a tomar distancia y buscar nuevos caminos para su creatividad. Quien durante años ha traducido en imágenes los elementos que caracterizan y definen nuestro caótico mundo -el consumo, la violencia, el sexo, el éxito, la fama o el derroche-, y lo ha hecho mezclando en calculadas dosis la seducción y la belleza con la exuberancia, la provocación y la denuncia, parece decirnos que ha llegado la hora de redimirnos de los excesos a través del equilibrio y la recuperación de una espiritualidad perdida. Es este un claro giro en el siempre imprevisible e imaginativo David LaChapelle.


Por: Agustin Carias.
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