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Los hijos únicos se están liberando de los mitos que les dan mala fama.

La tendencia a tener sólo un hijo está creciendo en el mundo. No únicamente porque la nación más poblada del planeta, China, lo tiene como una política de natalidad, sino porque en los países desarrollados la tasa de fecundidad hace rato que bajó de los 2,1 hijos, cifra ésta que asegura que haya crecimiento de la población.

El hecho es que a esta masa creciente de niños los persiguen aún estereotipos como "son antisociales", "egoístas", "sobreprotegidos", "individualistas" y "que no saben enfrentar ni resolver problemas". Aunque ya se están desprendiendo de éstos.

A Guillermo, ingeniero de 52 años, más de alguna vez le dijeron que no parecía ser hijo único. "Mucha gente se sorprendía de mi autonomía, de que no fuera 'mamón' o de que cada vez que me pasaba algo no corriera a llamar a mis papás", comenta este conocedor del tema, porque sus padres tampoco tuvieron hermanos.
"La sobreprotección no es una crianza que se dé sólo entre los únicos: el hermano mayor, el menor; en fin, hay mucho de mito en eso", sostiene.

A lo mismo apunta un libro que acaba de aparecer en Estados Unidos, donde el 20% de los menores de 18 años son "únicos". Se trata de "Padres de un solo hijo", escrito por la psicóloga social Susan Newman, quien sostiene que los atributos negativos que se les cuelgan a los niños sin hermanos son mitos.

Ella tiene un blog (psychologyto day.com/blog/singletons) donde destaca diversos artículos acerca de los hijos únicos y donde interactúa con padres y niños.

"Hoy en día los niños socializan antes, van al jardín infantil desde los dos años, algunos incluso antes, y comienzan a relacionarse con otros pequeños desde más temprano", explica Claudia Cartes, psicóloga y académica. "Creo que la idea de que son antisociales salió de una realidad antigua, cuando los niños no iban al preescolar, y por eso el tema de la mala adaptación ha quedado más como un mito".

Ahí también los niños aprenden a resolver conflictos, a compartir las meriendas y los útiles escolares. "Muchas veces los profesores señalan el lugar de hijo único como fuente de conflictos, pero habría que observar a cada niño para darse cuenta del origen de las dificultades", apunta María Olga Herreros, psicóloga y psicoanalista asociada al Centro de Estudios e Investigación en Psicoanálisis Lacaniano (CEIP).
¿Más egoístas e individualistas?
"Pueden ser un poco más egocéntricos y centrados en sí mismos. Pero no es algo significativo", dice Claudia Cartes, y María Olga Herreros complementa: "La posición individualista no es exclusiva de los hijos únicos, pareciera ser más bien una tendencia de esta época, porque a pesar de que hay espacios sociales, en general, los niños actuales prefieren el contacto virtual".
Y eso pasa con los hijos solos, como con aquellos que tienen muchos hermanos.

Porque, al final, todo pasa por la crianza de los hijos. "Los papás son muy importantes: de ellos depende no cargar al hijo único con el rol de cumplir las metas paternas y que sean capaces de mirar a sus hijos como seres independientes de ellos, y no como una extensión de sus vidas", concluye Claudia Cartes.
¿Qué se pierden?

"El costo de ser hijo único creo que está en no tener una red familiar donde refugiarte, ya sea porque si peleaste con tus padres no tienes una red familiar que pueda mediar, o si los perdiste, en quién cobijarte", reflexiona Guillermo.

La psicóloga María Olga Herreros apunta a la posibilidad que dan los hermanos "de tener una red familiar más amplia de relaciones significativas".
Eso no impide que en algunas familias, los hermanos impongan ciertas distancias y no mantengan una relación durante su adultez.
POR: Giselle Grench.

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