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Si lo haces lo pagas... Karma

El karma es una manera de crecer, de aprender, de reflexionar, de evolucionar, es en definitiva un continuo aprendizaje en donde cada dia debemos manifestarnos de diferentes maneras y tratar de reaccionar ante alguna acción que sea en contra de nuestro pensamiento de una forma distinta, también el karma es una fiel fuente cuyo principal objetivo es brindar a diario una serie de lecciones para mejorar nuestra forma de vida, las cuales debemos poner en practica.

El karma es entonces, una ley del Universo, creada de una forma realmente sofisticada en donde es eliminado por completo al Dios que Juzga y Castiga, ya que con esto definimos que Dios no se encuentra sentado observando cada uno de nuestros cometidos y pasos, y se encuentra pendiente de el momento justo en el cual cometimos un error, existen leyes que actúan y trabajan por si solas, dejándole así a dios tareas aun mas importantes.


¿Cuántas veces te has preguntado “Por que a mi”? si haces el análisis de algún acontecimiento que te haya hecho sufrir, podrás encontrar que en algún momento de tu vida, tu lo proyectaste, lo construistes e inclusivamente lo viviste.

Cuando llegan las consecuencias de tu proyecto, solamente atinas a pensar ¿Por qué a mí? La respuesta tan ansiada a esta pregunta es….

Por que cosechas lo que “Siembras”.
El Karma es Aprendizaje, todas las cosas que vivimos no son producto de la casualidad o de la injusticia, estamos en una escuela y aprendemos mediante nuestras vivencias. El karma es una ley perfecta creada únicamente por Dios, no hay fallas, al mismo tiempo que desliga a Dios de ser permanente observador del hombre, con esta ley, Dios no necesita espiarnos para ver y observar que hacemos bien y que no, para castigarnos o premiarnos.

Con la ayuda de esta ley, la tierra al igual que el universo giran por si solos. Y en el caso del ser humano, lo responsabiliza totalmente de sus actos y nos enseña a usar nuestro libre albedrío, es decir que somos nosotros quienes elegimos lo que queremos vivir. Tenemos muchos mas control sobre nuestras vidas en términos de responsabilidad individual del que queremos reconocer.

Para decirlo de manera sencilla y asequible a nuestra mentalidad occidental, el karma es la ley de la causa y del efecto. Y esta idea parte de una idea anterior, que es la de la evolución y la reencarnación, y que tiene adeptos en el mundo desde hace ya mas de 2500 años.

Pero para entender bien el funcionamiento del karma debemos “desoccidentalizar” un poco nuestro pensamiento. Los occidentales, ante la pregunta de quienes somos, solemos dar una respuesta errada: decimos nuestro nombre, nuestra actividad, hablamos de nuestra familia o nuestras relaciones en la sociedad, podemos incluso hablar de nuestros deseos o de nuestros proyectos.

Pero no estamos hablando en realidad de quienes somos. En todos los idiomas y las culturas conocidos cuando se habla de un YO se habla de algo que esta colocado por lo general por fuera del cuerpo, de la mente. Del espíritu.
Decimos “yo tengo este cuerpo”, “yo tengo un alma”, “yo poseo un espíritu”. En otros idiomas es similar: en ingles por ejemplo se dice I have a body, i have a spirit; o en Francés je tiens un corp, y así en otros idiomas.

Esto lo podemos ver en el uso lingüístico cotidiano de los idiomas actuales. Pero… ¿de que hablamos cuando hablamos del Yo, de esa esencia intima que se manifiesta al mundo por medio de los sentidos o de la expresión verbal, pero parece tan inasequible y difícil de diferenciar?

La dificultad para definir esto, que a veces nos parece tan cotidiano pero cuando nos ponemos a pensar en ellos nos plantea tanta efusividad, estriba precisamente en su esencia misma: se trata de una energía vital, única a todo el universo porque todo lo que existe esta relacionado entre si y ese “yo” pertenece al universo cósmico de la mismaza manera que una gota de agua pertenece al océano.
Ese YO esta formado por vibraciones, y todo lo que hacemos en nuestro diario vivir es sumergirnos en un universo de vibraciones energéticas. Por ejemplo, cuando nos alimentamos, esos alimentos después de la digestión se convierten en moléculas de proteínas, o de carbohidratos o grasas o vitaminas que a su vez se convierten en átomos que están girando, vibrando, transformándose en energía, reponiendo nuestro desgaste. Cuando respiramos estamos recibiendo esa energía (que los yogis llaman prana) que en los pulmones se lleva a la sangre y nos oxigena y energiza.

La segunda Ley de la termodinámica de Newton establece que nada se crea ni se destruye, sino que se transforma, y se vuelve a transformar. Esto sucede en el mundo físico, pero nuestro Ego Superior, ese YO que es eterno, infinito e indestructible también al morir el cuerpo físico se reintegra a su campo vibracional correspondiente.

Todo se remonta a la comprensión real de que todos somos uno, de que todo es la misma energía universal que se transforma en miles de formas, pero que no deja por ello de ser la misma energía, “una sola manifestada en diferentes estados”.
Cuando venimos al mundo sensible o plano material es con el objetivo de generar experiencias, las cuales me irán haciendo, de forma gradual, una persona sabia, y esta sabiduría me abrirá los ojos y me mostrará quién soy realmente y qué estoy haciendo.
No somos quienes creemos ser, sino que nos hemos puesto por un tiempo la ropa de alguien, nos han dado un cuerpo que podemos habituar por una temporada, pero es importante lo que hagamos con este cuerpo prestado.

Al entrar en este juego se nos va olvidando lo que es en realidad, un juego, y nuestro ego empieza a hacernos creer que es real, que somos víctimas de alguna clase de ser supremo castigador e irascible. Nos vamos sometiendo de forma gradual a los conflictos, tomando muy en serio la representación del papel que estamos actuando.
Al ir despertando y comprender mejor ésta dinámica podremos entender, de forma más exacta, a qué se le llama karma.

Si me comporto así en esta vida o en una siguiente encarnación, me veré obligado a vivir el mismo dolor y conflicto que generé antes a otro, y todo esto con el propósito de descubrir que realmente el daño me lo hice a mí mismo. Todos somos uno y el mismo y cuando creemos dañar a otros es a nosotros a quienes dañamos. Comprender esto es como despertar y descubrir que estamos jugando un juego con papeles y representaciones ficticias con el fin de hacernos sabios.
Mientras sigamos teniendo esta carencia en nuestra compresión y evolución, el karma hará que regresemos vida tras vida no importando el grado de conocimiento que hayamos obtenido; no importa cuán espirituales creamos ser, cuántos libros escribamos sobre expansión, sobre totalidad, sobre el contacto con Dios, no importa el éxito o la fama aparente que tengamos.

Por: Agustin Carias.

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